La fragata o carabela portuguesa (Phylasia physalis) se suele encontrar en mar abierto en todas las aguas cálidas del planeta, y las temperaturas actuales en nuestras costas son también lugar propicio para su aproximación.

Deben evitarse a toda costa, ya que su picadura es peligrosa y muy dolorosa.

Es en realidad un organismo colonial compuesto por una agrupación de hidroides que tienen distintos trabajos. El neumatóforo forma la vela que flota, los gastrozoides se encargan de la digestión, los dactilozoides de la detección, captura y defensa y los gonozoides de la reproducción.

Este organismo forma una vela gelatinosa de entre 15 y 30 cm2 que le permite navegar gracias al viento, las mareas y corrientes marinas. De su cuerpo, cuelgan gran cantidad de tentáculos que le sirven para atrapar a sus presas y que suelen tener una extensión de unos 10 metros, aunque se conocen casos de tentáculos de hasta 50 metros, de allí que aproximarse a ellas en el agua es un riesgo importante. Estos tentáculos, contienen unas cápsulas urticantes que pueden afectar seriamente al ser humano.

Su picadura tiene consecuencias neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas, las cuales producen un dolor muy intenso, incluso habiendo generado alguna muerte. Por tanto, hay que evitar que la gente se acerque a ella y avisar para que sea retirada por personal especializado.

Ante su picadura, notaremos dolor y picor inmediatamente y deberemos acudir al servicio de socorrismo de inmediato evitando frotarnos el área afectada.

Los primeros auxilios contemplan lavar inmediatamente (sin frotar) la zona con agua de mar (NUNCA AGUA DULCE) y retirar los restos de tentáculos con unas pinzas o guantes. No aplicar vinagre, ni alcohol, ni orina.

Luego de retirados los tentáculos se recomienda tratar el dolor con inmersión de la parte afectada en agua caliente así como antihistamínicos orales y agentes tópicos (loción de calamina).